298 mariposas
He entreabierto un ojo y todo era blanco. Intuitivamente he cubierto mi cara con el brazo izquierdo, y poco a poco, trato de visualizar formas y recuperar mi campo de visión. Despaciosamente empiezo a divisar algo. Una pared. Vaya, eso no es un gran hallazgo. Un sillón verde satinado. Mi ropa en el suelo. Donde estoy. La luz me asedia. No entiendo. Me doy media vuelta y, con una mueca de desconcierto, trato de abrir el otro ojo. Pero se me queda pegado a las pestañas con telarañas oculares. Dios. De repente mi cabeza se parte en dos y, oh, sorpresa, de ella salen 298 mariposas de color violeta. Son preciosas. Las mariposas se dispersan por toda la habitación y suben hacia arriba. Las sigo con la mirada, ahora ya binaria, y compruebo efectivamente lo que me temía: me han robado el techo.
miro
En la habitación, allí arriba, en la esquina, tengo un súper periscopio con el que cada mañana miro las musarañas.
fase rem
Hola. Me llamo Andrea y llevo una doble vida. Una es la consciente, la diurna, la que cuento y recuento. Y la otra es la del subconsciente, la nocturna, la que se escapa de mi razón y mi control. A menudo, la entiendo menos pero la siento igual. Cada noche recorro miles de casas, encarno miles de cuerpos, suspiro a través de sus almas. Asumo nuevos papeles, siento diferente, pienso diferente. Y como es lógico, me despierto exhausta. Agotada. Y me rompo en mil pedazos cuando tengo que reunir fuerzas para levantarme y prepararme para seguir viviendo. La cuestión es, ¿cuál de ellas es la verdadera?
carta abierta al mundo
Querido mundo, prometo viajarte tanto como pueda. Mucho, fuerte y lejos. Descubrirte. Que me lluevas y me empapes. Que ardas bajo mis pies y calientes mi cabeza. Prometo pisarte, nadarte hasta la boya y más allá. Recorrer todos y cada uno de tus ángulos, recovecos y comisuras. Descansar en los lugares más hermosos y hallar la magia en los más hastíos. Quererlos igual. Gritaré con la boca abierta. Odiaré las moscas. Treparé los árboles y hallaré las piedras más bonitas de todas las playas. Lo prometo. Surcaré el aire. Dejaré que el agua acaricie mi piel en la orilla de los siete mares. Broncearé mi alma en tus costas sin gente. Subiré montañas y brincaré desde la roca más alta al lago más secreto. Me bañaré en arcilla. Enredaré mi cabello con la sal y lameré los labios más tiernos. Sean, o no, del sabor del caramelo. Prometo retratar tus colores. Inmortalizar tus formas en mi retina. Conocer a tus personas y degustar los sabores de sus platos. Tus platos. Compartir la vida contigo. Sorprenderte y que me sorprendas. Penetrar sacos de legumbres con mi mano desnuda y sentir el tacto de sus frutos. Tus frutos. Prometo aprender a amar lo que más deteste de ti. Y celebrar que te respiro cada día. Que tú me quieres tanto como yo a ti. Que consigues que el rocío brille en las hojas más llanas. Que nunca dejarás que pasemos por debajo de un arcoíris o que palpemos las nubes de algodón. Celebraré que el Sol germina cada mañana y se ausenta cada noche. Que la luna en el mar riela y la luz despierta diferente en cada lugar. Que pasaré noches en vela observándote. Admirándote mientras duermes. Porque sé que la paz que tú me puedes dar, en pocos la hallaré. Mundo, prometo no hacerte más promesas, y que lo que prometo sea para siempre. Hasta que el cuerpo deje de quererlo.
Y solo te pido una cosa, ¿me acompañas?
amor a muerte
Muera la pereza. Mueran el odio, el rencor y la avaricia. Mueran las picaduras de mosquito, la comida entre los dientes y los bolardos de Malasaña. Mueran el ego del creativo, las voces irritantes y los tics nerviosos. Mueran la resaca, el auto-corrector y el zumbido de las moscas. Las lavadoras que comen calcetines y los vaqueros que se dan de sí. El café laxante. Mueran los bordes, los idiotas y los malos. Los quieroynopuedo, los gritones, testarudos y criticones. Mueran las injusticias y los injustos. Las sábanas cortas y las camas pequeñas. Mueran las mentiras, los ruiditos de padre y los tuppers aceitosos. Muera la burocracia, la ortodoncia y el acné. Los que marginan y los que no tienen corazón. Pero el sentimiento, el sentimiento que nunca muera.